Quibla trabaja en el Palacio de Villalón para restaurar las pinturas decorativas descubiertas en las fachadas de los edificios que se han demolido para el museo.
Las obras de construcción del futuro Museo Thyssen empiezan a coger velocidad mientras el Palacio de Villalón, germen de la pinacoteca, se ha convertido en un peculiar taller de restauración. Una de sus dependencias, que a finales de 2010 tendrá cuadros colgando de sus paredes, ahora acoge una amplia colección de pinturas murales.
Son las pertenecientes a los edificios situados en los número 4 y 6 de la calles de los Mártires y que adornaban sus fachadas desde el siglo XVIII.
La empresa Quibla Restaura se encarga de recuperar los dibujos, que han sido retirados de sus antiguas fachadas, hoy desparecidas para dejar paso al nuevo museo. El coordinador de la obra del museo, José María Gómez Aracil, explicó que estas pinturas estaban en los muros de los edificios que ocupaban la trasera del palacio y formaban uno de los laterales de la calle de los Mártires. Afectados por un incendio en los 80 y en mal estado, se decidió derribar lo que quedaba de ellos "salvando antes las pinturas, que se reintegrarán en la fachada del museo".
Estos dibujos, de colores ocres y típicas de la decoración barroca del siglo XVIII, consisten en columnas pintadas que enmarcaban los balcones y figuras con forma de angelotes. Siguiendo los cánones de este tipo de decoración en edificios, servían para resaltar balcones y ventanas.
Como estaba prevista la demolición de las fachadas, según recalca Gómez Aracil, se decidió desprender los dibujos "para recolocarlos en una composición en la nueva fachada". Esto planteó un cambio en el diseño del nuevo edificio del museo, que inicialmente prevía una pared lisa en todo su lateral de la calle de los Mártires. La solución adoptada supone que se señalen los hipotéticos huecos de los balcones en la pared con una pequeña depresión y, a su alrededor, disponer los dibujos barrocos.
Proceso complicado. El primer paso que se ha adoptado para conservar esta decoración fue retirarlos de las fachadas originales, que no estaban protegidas. Para ello, los técnicos de Quibla eliminaron las pinturas superficiales y adhirieron un papel grueso a las pinturas. Así fueron despegando los dibujos por partes y se numeraron para su futura reposición. Esas ´piezas´ están almacenadas en el Palacio de Villalón, donde varios restauradores de Quibla trabajan en recomponer los dibujos, reintegrando las partes que faltan y consolidándolas para evitar roturas.
Tras un mes de trabajo en el proceso de retirada de los dibujos de las fachadas, que fueron derribadas hace unos días, ahora se centran en restaurarlos. El primer paso suele ser colocarlos en unas planchas con una base más sólida, que luego se instalarán directamente sobre la pared y facilitarán su desmontaje en el caso de que se necesite.
Cristina Muñoz, una de las restauradoras, comenta que las pinturas decorativas estaban en muy mal estado de conservación, pero que se podrán recuperar en su mayor parte.
Mientras, las obras de construcción del museo se centran en los nuevos edificios, una vez consolidado el Palacio de Villalón y derribados los números 4, 6 y 8 de la calle de los Mártires para la construcción del nuevo edificio, así como los edificios que ocupaban los números 6 y 8 de la calle Compañía (a la derecha del palacio) y el antiguo edificio de la tienda ´Suprema´.
Las empresas responsables de las obras (Contrat, Ingeniería y Obras, Hermanos Campano y OHL) han iniciado el micropilotaje del edificio de nueva planta que acogerá la mayoría de las salas y situado a la trasera del palacio, con fachada a las calles de los Mártires y San Telmo. Una vez terminado, se procederá a levantar la nueva estructura, integrando los restos arqueológicos encontrados en la parcela y que se están terminando de clasificar.
Miguel Ferrary, La Opinión de Málaga, 14/06/2009
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