El Foro Andaluz Ferroviario avanza en la habilitación de la primera ruta malagueña sobre un antiguo trazado del tren. El proyecto incluye un museo itinerante y la renovación de la antigua estación de Campanillas
No todos los grandes proyectos parten de promesas electorales o de directivas de la Unión Europea. A veces ni siquiera precisan de la firma de las estrellas de la arquitectura o de inversiones faraónicas, lo que no les resta intensidad. Es el caso de la primera vía verde de la provincia, proyectada por el Foro Andaluz del Ferrocarril, que se presenta como algo más que un sendero abierto sobre un antiguo trazado de tren: jardines de doble anchura, un museo interactivo y kilómetros de vegetación son algunos de sus elementos.
La iniciativa se fundamenta en la rehabilitación de un segmento de la vía abandonada tras la llegada del AVE. Un recorrido que, en principio, abarca 6,5 kilómetros y conecta Cártama con los terrenos de ampliación de la Universidad de Málaga. Dicho así parece una carretera, pero es todo lo contrario: un camino de uso exclusivo para peatones y ciclistas, además de una ruta que el colectivo se esfuerza en ensalzar con nuevos reclamos. Cristóbal Real, presidente de la asociación y antiguo operario de Renfe, explica que el proyecto tiene bastantes visos de realidad.
En los últimos meses ha obtenido el respaldo formal de los ayuntamientos de Málaga y Cártama, así como de la Diputación. Además, la Junta de Andalucía se ha sumado a la lista de apoyos, entre los que también figuran diversos estamentos de la Administración central. La habilitación de la primera vía verde de Málaga no parece un asunto que competa en exclusiva a activistas medioambientales y otros militantes de la naturaleza.
Se trata, añade Real, de un beneficio incalculable para la zona. Especialmente, si se acompaña de los complementos demandados por la asociación. Uno de ellos es la remodelación del apeadero de Los Remedios, una construcción de finales del siglo XVIII que podría servir de parada y refrectorio civilizado de excursionistas. La propuesta aúna la debilidad por la naturaleza con la nostalgia del tren. Real quiere que el camino esté decorado en sus flancos con piezas de antiguos vagones, una suerte de museo itinerante encallado entre la grava y los árboles.
No obstante, no es el único entramado expositivo que plantea el proyecto. El colectivo está empeñado en revitalizar la línea que separa ambos municipios, incluida la estación de Campanillas. Un enclave, actualmente en desuso, que aspiran a convertir en un museo interactivo del ferrocarril, con espacios para la formación de niños e implementos audiovisuales. "Ese edificio se podría rehabilitar y utilizar para recordar la historia del tren, desde el vapor a la electricidad", puntualiza.
Un respiradero natural para los fines de semana, algo que no cuenta con demasiados puntos de competencia en el entorno. Las ventajas del proyecto no expiran en lo medioambiental ni en sus virtudes ecológicas. Como colofón, reseña Real, resulta poco costoso, especialmente si se compara con otras iniciativas de similar magnitud. Sin ir más lejos, la primera vía verde de Málaga podría concluirse por un desembolso semejante al de la construcción de dos kilómetros de carretera. Si todo sale como está previsto, el proyecto podría estar listo en un plazo de dieciocho meses. El único óbice, dice Real, estribaría en una eventual guerra de partidos, cosa, por desgracia, bastante frecuente en la provincia.
Por lo pronto, la tramitación sigue su curso. Tras los apoyos de las administraciones competentes, el colectivo anda inmerso en la redacción del anteproyecto, que, presumiblemente, finalizará el próximo enero. El siguiente paso, indica Real, es presentar firmas ciudadanas al Ministerio de Fomento, por razones de procedimiento. Los terrenos en los que se ubicaría la vía pertenecen al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y para desarrollar el trazado se requiere su expropiación. Un proceso que se activa en función de la intensidad de la demanda social. A la de Real no le faltan entusiastas.
La Opinión de Málaga, 30/12/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario