Investigadores de la UMA realizan un estudio cartográfico detallado de la Axarquía, los Montes de Málaga y la Sierra de Alfarnate y Zafarraya y catalogan 800 especies distintas. Peinan 100.000 hectáreas. La industria y los viñedos deforestaron los bosques de encina, alcornoque y quejigo.
Investigación. Bajo la dirección de Andrés Pérez Latorre, los investigadores han estudiado los Montes de Málaga, la Axarquía y las Sierras de Alfarnate y Zafarraya. La finalidad del estudio, explica el jefe del equipo, es conocer, dividiendo el territorio en pequeños polígonos de diferentes tamaños (desde una a cien hectáreas) qué vegetación existe en estas áreas, qué suelo está urbanizado y en cuáles hay cultivos.
Con este estudio, realizado tras la firma de un convenio de colaboración con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que ha durado dos años, los botánicos malagueños (dos profesores y cuatro becarios) han cartografiado cerca de 20.000 unidades de vegetación, han recolectado 2.000 testigos de herbario, y en las 100.000 hectáreas estudiadas, han definido un catálogo de 800 especies distintas, "que no son pocas, teniendo en cuenta el deterioro sufrido por el territorio", explica Pérez Latorre.
Para ello, se han servido de fotografías aéreas y de un sistema de información geográfico, además de llevar a cabo excursiones para comprobar ´in situ´ el suelo. Y en este trabajo de campo han descubierto cuatro especies insólitas, protegidas por la Ley Andaluza: ´Rupicapnos africana´ y ´Maytenus senegalensis´, una especie de espino de procedencia africana, localizado en el Hacho de Pizarra; ´Asplenium billotii´ o helecho, en Casabermeja; y el ´Carex tartessiana´, especie endémica de Andalucía descubierta en el río Campanillas.
Además de eso, se han encontrado un territorio muy humanizado, con numerosos cultivos de almendros, fundamentalmente. Los investigadores proponen que se protejan todas estas especies, así como los pocos bosques de alcornocales que aún no han desaparecido.
Asimismo, plantean la reforestación del suelo con las especies autóctonas, aunque, según dice Pérez Latorre, no existe un gran interés, en este sentido, por parte de las distintas administraciones púbicas, "aunque también es cierto que a veces nos encontramos con pequeñas parcelas con multitud de propietarios y es difícil ponerlos a todos de acuerdo, como ocurre con los alrededores de la presa de El Limonero, en Málaga", concluye.
Los autores publicarán un libro con el resultado de sus investigaciones antes de que acabe el año.
La Opinión de Málaga, 04/08/08
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