domingo, 26 de abril de 2009

Cuando la pasa se hizo arte



En los tiempos en que el concepto de publicidad no se entendía como ahora, los bodegueros y exportadores de Málaga empezaron a vender el producto 'ataviado' con litografías. Auténticos cuadros que han alegrado muchos hogares.


Los primeros que usaron la litografía para vender sus productos fueron los franceses, que las incluían en las cajas de bombones de chocolate. Esta costumbre, que seguramente podría situarse en los albores de la publicidad actual, se exportó a Alemania y también llegó a Málaga.


Los principales bodegueros y exportadores, todos hijos de la burguesía malagueña de la época con apellidos extranjeros como Gross, Thornton o Elster, entre otros, empezaron a usar el arte litográfico con los tipismos propios de mediados del siglo XIX, aunque también hacían curiosos guiños al art noveau, pero siempre con un motivo malagueño.


Abrir una caja de pasas de Málaga en esta época era algo así como abrir un regalo sorpresa antes de llegar al suculento manjar, un fruto reconocido por todo el mundo cuando en septiembre apenas quedaban frutas de la estación. Ahora, para rememorar esta época ilustre en la que Málaga contó con una veintena de empresas litográficas para dar servicio a la floreciente industria vinatera malagueña, el Consejo Regulador de Origen del Vino 'Málaga', 'Sierras de Málaga' y 'Pasas de Málaga' inauguró ayer una exposición en el Museo del Vino con mucha intrahistoria, la que ha llevado aparejada la búsqueda de todos estos pequeños tesoros, de casa en casa, de la mano del asesor cultural de esta entidad, Manuel Martínez Molina.


'Estampas malagueñas de vino y pasas' muestra cómo la uva moscatel 'asoleada' era uno de los productos de la famosa vendeja malagueña (época de comercialización) que estaba formada también por almendras, higos secos, limones, naranjas y el vino que Málaga, que ilustres empresarios, entre ellos el logroñés Manuel Agustín Heredia exportaban a todo el mundo a través de vapores que salían del puerto de Málaga.


El estuchado de las pasas era casi una obra de arte con lechos de papel confitero que se litografiaba y se llenaba de filigranas. Escenas de tabernas, románticas con el puerto de Málaga al fondo, de playa con ropa incluida (recuérdese que ir a la playa a bañarse es casi un 'invento' del siglo XX), cortejos a damas, la celestina o el baile del candil muestran la forma de vivir de una época en la que el romanticismo marca buena parte del costumbrismo de las litografías.


El presidente del Consejo Regulador, Cayetano Garijo, su secretario, José Manuel Moreno Ferreira, y el artífice de esta colección, Manuel Martínez Molina, pusieron ayer estos retazos de la historia de Málaga a disposición de todos los interesados. Originales de litógrafos muy conocidos en su época como José Palomo o Leoncio Talavera y de otros grandes pintores, -que no firmaban estas pequeñas obras menores-, han decorado hasta hace poco tiempo las paredes de algunas casas, de donde Martínez Molina las ha ido recuperando con cariño y mucha paciencia.


Diario Sur, 28/03/2009


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