domingo, 1 de febrero de 2009

Málaga es un laberinto para el peatón


Los viandantes se topan con multitud de problemas para pasear por la ciudad · Motos, coches, contenedores, postes y, sobre todo, andamios ocupan aceras y complican la convivencia con las bicis.


Sobre la acera, multitud de motos. Sobre el paso de peatones, un coche con cuatro intermitentes encendidos y nadie dentro. A un lado del vehículo, un contenedor. Al otro, un andamio. ¿Por dónde cruza el peatón? Pues ingeniándoselas para atravesar la maraña de motocicletas, y mirando cómo se las debe apañar una mujer que le sigue con el cochecito donde lleva a su bebé y a una anciana tirando de su carro de la compra. La estampa es habitual en las calles de Málaga, donde la falta de vigilancia, la mala planificación municipal o el incivismo convierten el paso por algunas vías en auténticas carreras de obstáculos, que son , además, barreras insalvables para las personas de movilidad reducida.

Por ahora pensemos simplemente como un peatón. Uno de los principales impedimentos para el tranquilo discurrir son los andamios. A pesar de que existe una ordenanza que los regula en cuestiones como altura, señalización o metros de acera que pueden invadir, muchos de ellos la incumplen con la connivencia municipal. A menudo, obligan al viandante a sortearlos irrumpiendo en la calzada. Y allí el peligro se multiplica porque los conductores no siempre circulan a la velocidad permitida. "Y a veces ni siquiera te respetan aunque tú tengas la prioridad", explica Andrés López, un vecino de Miraflores de los Ángeles que cada día protesta a los albañiles de una obra por no dejar un hueco para el peatón en su obra ubicada en calle Vandelviria, donde la acera ya ha desaparecido. El caso se repite en calle Victoria, Tejón y Rodríguez o Carreterías, entre otros muchos lugares.


El problema no es el único, porque en otras ocasiones es el propio Ayuntamiento de Málaga el que coloca los estorbos en los bordillos. La existencia de postes eléctricos, señales de tráfico o farolas en estrechas aceras hace inviable pasar por ellas con bolsas en las manos, una maleta con ruedas o cualquier tipo de carrito, con la consiguiente invasión del asfalto. Las bicis, aunque la normativa municipal lo permita en el futuro, tampoco podrán pasar. Igual ocurre incluso por las zonas exclusivas para ellos. El carril bici de Avenida de Carlos Haya y Camino de Antequera es el paradigma. A la difícil convivencia con el peatón, se unen quioscos, bares, coches, señales o contenedores que los ocupan en numerosas ocasiones. Todo explica que ni el 0,5% de los malagueños use la bicicleta en la actualidad.

La falta de aparcamiento, el espectacular número de vehículos (650 por cada mil personas, más que en París o Londres) y la desconsideración de los conductores, hace que ubiquen sus coches, furgonetas y camiones en casi cualquier sitio: en pleno paso de peatones -donde los responsables municipales también colocan contenedores de basura-, en las bahías destinadas a los autobuses o hasta en muchas calles peatonales. Y los vehículos se convierten así en los auténticos reyes de la ciudad, impidiendo a veces, el paso de servicios de emergencia.


Y, si volvemos la mirada a las personas con movilidad reducida, se descubre que pasear por muchas zonas de la ciudad es, directamente, imposible.


Málaga Hoy, 02/11/2008


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