sábado, 21 de febrero de 2009

El Aeropuerto dejará la desembocadura del río fuera del tránsito aéreo


La nueva infraestructura garantiza la continuidad del estuario, paraje natural desde 1989. El humedal vive uno de sus mejores momentos.


Desarrollo y medio ambiente deben ir siempre de la mano. Como en el caso de la segunda pista que actualmente se está construyendo en el Aeropuerto de Málaga, una infraestructura de indudable importancia económica para la provincia y cuya ejecución no supondrá ningún impacto para un enclave natural privilegiado de nuestra ciudad. Hablamos de la desembocadura del Guadalhorce, zona protegida bajo la figura de Paraje Natural desde 1989 y conocido hábitat de numerosas especies de flora y fauna, fundamentalmente aves, que se encuentra en las proximidades de la nueva infraestructura.


Así lo dice la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto, ya que el uso de la nueva pista del aeródromo respetará escrupulosamente un área que cientos de aves utilizan como lugar de vida, de cría y como punto de partida y retorno en los ciclos migratorios que se establecen entre África y Europa. Para ello, una vez concluida la segunda pista, AENA tiene previsto que una de ellas se utilice como vía de despegue y otra para los aterrizajes, funciones que se intercambiarían entre ambas siempre dependiendo de la dirección del viento que ayuda a las aeronaves a despegar. Sin embargo, de todas las posibilidades, el proyecto anula aquellas que sobrevuelen esta pequeña joya ecológica de la desembocadura del Guadalhorce.


La futura pista, cuya construcción está valorada en alrededor de 300 millones de euros, tendrá una longitud de 2.750 metros para el aterrizaje y dispondrá de 3.090 metros para la carrera de despegue, además de una anchura de noventa metros y unos márgenes a cada lado. Con estas instalaciones, el Aeropuerto de Málaga pasará de las 37 operaciones por hora que realiza en la actualidad un total de 72.


Patrimonio natural.


Y llamar joya a la desembocadura del Guadalhorce no es ninguna exageración. Sobre todo en momentos como el actual, en el que el buen año hidrológico que está viviendo la provincia contribuye a que este humedal se encuentre en plena eclosión. A ello ha contribuido también la administración andaluza con una restauración hidrológica y ambiental que previene las inundaciones en la capital y que incluso ha permitido incrementar la avifauna tanto en número de ejemplares como de especies.


Tanto es así, que de las cinco especies, 52 parejas y 121 pollos censados en 1997 se ha pasado a las 13 especies, 185 parejas y 461 pollos registrados durante el pasado año. Llegan, por tanto, nuevas poblaciones, como el caso de la cerceta pardilla, especie catalogada en peligro crítico de extinción que ha llegado ha reproducirse en este paraje con el nacimiento de 12 pollos en 2004.


No menos emblemática resulta la malvasía cabeziblanca, una especie que cuenta con 27 hembras reproductoras en Andalucía y cuya presencia en la desembocadura se eleva a ocho, un treinta por ciento de la región. Otras especies más comunes que tienen representación este espacio son el avetoro, el flamenco, la garceta común, la garcilla bueyera, el martinete y la garcilla cangrejera, entre otras. Un verdadero lujo a apenas unos metros de la ciudad.


La Opinión de Málaga, 08/02/2009


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