domingo, 4 de mayo de 2008

Árboles seculares de la provincia de Málaga

Si los cuidamos y preservamos, los árboles nos ganan en altura, savia y años. Algunos de los ejemplares que hoy veremos tienen una edad casi bíblica y han sido testigos muy discretos de guerras a caballo y de la Málaga musulmana.


La mayoría de los ´dieciséis magníficos´ de los que hoy hablaremos se encuentran en el catálogo de Árboles Singulares de Andalucía, realizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Según la administración autonómica, un árbol se considera singular cuando destaca del resto de los ejemplares de su misma especie, bien sea por adoptar una forma poco habitual, tener una edad avanzada, poseer dimensiones excepcionales, adquirir un alto valor paisajístico, localizarse en lugares poco frecuentes para la especie, o bien por su historia, tradiciones populares o rareza.


El más popular de todos, objeto de leyendas y piropos, es el Castaño Santo de Istán, al que se le calcula una edad que ronda los ocho siglos. Lo de ´santo´ le viene por una leyenda:bajo su frondosa copa, que hoy da 500 metros cuadrados de sombra, se ofició una misa antes de que un ejército cristiano atacara a los moriscos en el siglo XVI. El ataque fue todo un éxito.


Cinco siglos, año arriba, año abajo, tiene la encina de La Alberca, en Ronda. Seis metros mide la parte más inabarcable del tronco, una obra escultórica de la Naturaleza.


En Casabermeja se encuentra el olivo de Casaria, situado en una propiedad privada. Seis siglos lleva este olivo viendo amanecer y su vejez puede admirarse en el retorcido tronco, en forma de ´molinillo natural´. Un prodigio de la aerodinámica.


La tierra de los Montes de Málaga acogió en su seno, hace cosa de un siglo, al ombú de Jotrón. Este exótico árbol de Suramérica arraigó muy bien por esos andurriales y hoy da gloria verlo, con algunas raices ´descalzadas´ que bajan por un talud.


El siguiente árbol notable crece a muy bien ritmo en las tierras de Álora. Se trata del madroño de El Acebuchal, último representante de un paisaje reformado por los olivos y que antes acogía el matorral mediterráneo. El grosor de su tronco y las dos enormes ramas que suben al cielo lo convierten en un compendio de belleza natural.


Aunque tampoco le hace ascos al espectáculo el nogal de El Nevazo, en Canillas de Aceituno. Como el ombú, hace tiempo que cumplió el siglo y llama la atención por su altivez:16 metros y un ´juego´ de ramas que lo convierten en una alegría para la vista, y para el estómago, si tanta rama viene acompañada de nueces. Se encuentra junto al refugio de El Nevazo.


Una leyenda arropa al imponente pinsapo de las Escaleretas, en Parauta: dicen que creció hace cuatro o cinco siglos sobre la tumba de una curandera que ayudaba a los caminantes con remedios naturales, de ahí la buena salud del ejemplar. El árbol, una joya vegetal de 26 metros de alto, ha sido declarado Monumento Natural.


El popular barrilito de los jardines frente al Puerto tendrá unos 60 años, pero su singularidad viene por su ´obesidad vegetal´. Este ejemplar de chorisia insignis exhibe con orgullo un ensanchamiento del tronco que lo convierte en el mejor de la capital, a gran distancia de los ejemplares más jóvenes.


Los alcornoques también tienen mucho que decir. En Cortes de la Frontera se encuentra el de El Palero, con un tronco hueco, posado en un murete, a la espera de un fotógrafo que le inmortalice (aún más).


Pero si hablamos de fotografía, merece una ´primera plana´ el pino piñonero que se alza en una finca privada de Casarabonela, en el Cortijo de La Cacería. ´Sobrevuela´ con sus 30 metros de altura un paisaje de olivos y el perímetro de su tronco llega a los 7,5 metros. A


El techo. El puesto de ´techo de la provincia´ lo ocupa una araucaria de Norfolk de casi 50 metros de altura en la finca de La Concepción.


En Tolox se encuentra el escasísimo tejo, llamado el Tejo de Froncaile, un árbol de entre cinco y seis siglos de vida y 20 metros de altura, que resplandece con discreción entre un grupo amplio de pinsapos.


En otro enclave precioso, en mitad del Torcal de Antequera, reina un arce de nueve metros de altura y un despliegue de ramas perfecto. Esta especie, ´Acer opalus subespecie granatense´, está recogida en el Libro Rojo de la Flora Silvestre Amenazada de Andalucía.


El olmo de Alfarnate, en la carretera de Alfarnate a Alfarnatejo, tiene 21 metros de altura y demuestra su impresionante porte gracias a cuatro grandes ramas.


De porte igual de artístico es el algarrobo de Casas Viejas, con cinco grandes brazos y unas oquedades en el tronco que le pueden hacer protagonista de ´El bosque animado´. Se encuentra acompañado de una pléyade de algarrobos jóvenes que aprenden a crecer a su lado. Cuenta con más de un siglo de vida.


Cierra la lista de árboles singulares, aunque podrían ser muchos ejemplares los escogidos, el ficus de Bellavista, en la zona Este de la capital.


El ficus microcarpa o laurel de Indias de Bellavista es, según los expertos, el más importante de la capital y para algunos botánicos, este ejemplar con protección integral corre peligro de desaparecer a medio plazo si prospera la apertura de un vial a pocos metros. De producirse, se repetiría la historia del ficus lyrata, el mejor ejemplar de Europa, que ´falleció por causas urbanísticas conocidas´ en un extremo del Parque, a raiz de la prolongación de una calle a mediados de los sesenta. La ´agonía´ duró diez años.


Los árboles singulares de la provincia de Málaga merecen que la actual generación no sea la última en admirarlos.


Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga, 04/05/08


1 comentario:

  1. Me encantaría poder hacer una excursión para visitar estos magníficos arboles.

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