EL objetivo es que los cortafuegos estén libres de biomasa. Tenerlos siempre lo mas limpios posibles de pastos y matorrales, para evitar que actúen como combustible vegetal en caso de incendio. De este modo, se pretende conseguir que estén siempre a punto para ser utilizados por los efectivos contraincendios que se encargan de preparar la defensa de la superficie forestal ante un posible fuego. «Si estos cortafuegos están pastoreados existe una mayor penetrabilidad y se reduce el riesgo de incendios», asegura Rogelio Jiménez, técnico de campo coordinador del proyecto Red de Áreas de Pasto Cortafuegos de Andalucía (RAPCA), que este año se ha ampliado a en todas las provincias andaluzas.
«Cada cinco años se actúa en la limpieza de los cortafuegos mecánicamente, que es mucho más costoso. Sin embargo, mediante esta estrategia se consigue un mejor mantenimiento de estos espacios, ampliando los periodos de desbroce», señala Jiménez.
Control de vegetación
El proyecto de pastoreo controlado se inició tras la firma de un convenio entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Consejería de Medio Ambiente, a través de Egmasa, en 2003 para un estudio conjunto sobre experiencias de control de vegetación mediante el uso del ganado. Comenzó a ejecutarse en el año 2005 en la provincia de Málaga. Desde entonces se ha ido ampliando su área de actuación hacia otras provincias configurando la Red de Áreas Pasto Cortafuegos de Andalucía, para cubrir la totalidad de los parques naturales, nacionales y reservas de la biósfera de la comunidad autónoma.
«Cuando se empezó el proyecto sólo contábamos con un pastor en la sierra de las Nieves. Hoy son 49 en toda Andalucía, de los que 11 se encuentran en Málaga», señala el técnico de Egmasa. El proyecto cubre 2.196,35 hectáreas, y el número de cabezas de ganado que actúan alcanza las 22.205. Hoy, además de la Sierra de la Nieves el proyecto se desarrolla también en Sierra Tejeda (Sedella y Salares).
Cabreros
«Antes, desde Medio Ambiente se creía que los pastores éramos el demonio y que la sierra la habían inventado ellos. No querían ver a ningún ganadero en los montes públicos. Ahora, en cambio, han comprobado lo importante que es el pastoreo para la biodiversidad», afirma Antonio Rodríguez, uno de los pastores de Sedella que participa, junto con Fermín Guerrero, Salvador Márquez y Salvador Parrado, todo ellos cabreros, en el proyecto de la Junta de Andalucía.
Rodríguez, que es además responsable regional de ovino y caprino de la COAC, considera que el plan «viene a reconocer el trabajo que durante siglos han venido haciendo los pastores. No lo hacemos tanto por el dinero, sino por el reconocimiento de nuestra labor y porque nos viene muy bien tener pastos para el ganado».
La administración forestal, según Jiménez, ha demonizado durante años la presencia de los pastores y el ganado en la sierra, debido en parte a la sobreexplotación de los pastos que se han dado en otras épocas. «Al final de la Guerra Civil el pastoreo en la sierra era un recurso fácil. Bastaba con tener varias cabras y echarse al monte y esa sobrecarga ganadera fue perjudicial. Cuando se creó el ICONA los pastores fueron expulsados. Ahora, en cambio, se trata de cumplir un objetivo medioambiental. Afortunadamente, la guardería forestal ha entendido muy bien nuestro proyecto y la visión de los pastores en el monte ha cambiado de manera radical. Ahora se ven con simpatía», señala el técnico responsable del programa.
Prestación económica
Aunque los dos primeros años los pastores que participaron en la iniciativa lo hacían a modo de colaboración, en la actualidad la Junta suscribe convenios con los ganaderos que incluyen una prestación económica por su gestión. Esta cantidad se establece en función de los objetivos alcanzados y de las peculiaridades de cada zona.
«Pagamos en función de los objetivos logrados. No se trata de dar una subvención sin más. Se tiene en cuenta el número de hectáreas que deben cubrir, la pendiente del terreno, el tipo de vegetación, la distancia que deben recorrer para realizar el trabajo y el grado de cumplimiento. Por debajo del 50 por ciento no cobran», dice el coordinador del proyecto.
Contratos
Los contratos oscilan entre los 42 y los 90 euros por hectárea y año, dependiendo del grado de cumplimiento. En el caso de Sedella, donde el contrato obliga a mantener en perfecto estado 54,31 hectáreas de cortafuegos, los cuatro pastores participantes sólo podrán cobrar una cantidad máxima conjunta de unos 4.800 euros, siempre que cumplan el cien por cien de los objetivos. «Por supuesto, siempre se les pide que los cortafuegos estén limpios para el verano, que es cuando más riesgos de incendios hay. Además, comprobamos que estén en las mejores condiciones», señala Jiménez.
No importa el tipo de ganado que se utilice para limpiar los cortafuegos de combustible vegetal, aunque mayoritariamente son cabras, ovejas y vacas. Fermín Guerrero, que participa por primera vez este año en la iniciativa, señala que «el monte fortalece al ganado, hacen ejercicio y la leche que producen es de más calidad. La naturaleza le viene bien a todo el mundo». Rodríguez saca cada tarde el ganado de 'recrío' o ' vacío', que es aquel que no está en producción. De este grupo forman parte las cabras que no dan leche, ni están preñadas, además de los machos. Salvador Márquez por su parte señala que las cabras ayudan además a mantener las veredas y caminos y protegen la biodiversidad.
Desarrollo rural
Además de formar parte de las tareas preventivas que se realizan desde Medio Ambiente para evitar los incendios forestales, el plan persigue de compatibilizar el uso tradicional en los montes, favoreciendo el desarrollo rural sostenible y el mantenimiento de la biodiversidad.
Diario Sur, 04/05/08
No hay comentarios:
Publicar un comentario