jueves, 15 de mayo de 2008

Entrevista a Rosario Camacho, catedrática de Historia del Arte de la UMA

«Se ha perdido mucho patrimonio, hay que conservar lo que queda como un tesoro»


«Construir en Villa Fernanda es desastroso, atenta contra la integridad del conjunto», afirma la experta «Si el ciudadano se identifica con ella, la ciudad está salvada».


Es una de las mejores conocedoras del patrimonio de Málaga, que defiende desde la década de los 70 en todos los frentes de la vida de la ciudad. Rosario Camacho, catedrática de Historia del Arte de la UMA, dibuja un recorrido por los mejores ejemplos de arquitectura contemporánea, algunos de los cuáles se han integrado recientemente en el catálogo de edificios protegidos por la Junta.


¿Cómo se puede calificar Málaga en cuanto al cuidado de su patrimonio?

Málaga ahora se preocupa más por su patrimonio. Hubo un tiempo en que con una legislación menos estricta y con afán por renovar la ciudad, no se protegió un amplio sector del patrimonio arquitectónico. Así ocurrió con la arquitectura del siglo XX y XIX, que como no tenía valor de antigüedad no se consideró digna de conservarse. Afortunadamente, cambia todo a mejor, pero todavía hay que hacer mucho. Tiene que haber un conocimiento, una sensibilidad mayor y una identificación con el patrimonio, que ya se está haciendo desde la propia escuela. Si nos identificamos con nuestro patrimonio, lo querremos y seremos capaces de conservarlo.

¿Qué opinión le merece la intención de construir en Villa Fernanda?

Es desastroso. Villa Fernanda es una unidad con un entorno que es su jardín. Que, aprovechando parte de ese jardín, se construya un bloque me parece que atenta a la integridad del conjunto. El edificio se debe conservar en su integridad y con su entorno. Es una villa de comienzos del siglo XX, de las más interesantes que quedan. Se ha perdido mucho y lo que queda hay que conservarlo como un tesoro.

¿Qué lo hace tan particular?

Es una obra de calidad, se construyó a principios de siglo con carácter de residencia y es señorial. Su estilo es el de la época, modernista con ecos regionalistas y es obra de un gran arquitecto, Daniel Rubio. En el Limonar había varias interesantes pero esta condensa muchas cualidades.

¿Qué ejemplos destaca del patrimonio contemporáneo local?

El Mercado de Mayoristas es de los mejores. La rehabilitación del arquitecto Miguel Ángel Díaz fue respetuosa, con los espacios amplios característicos del mercado, que se adaptan a la misión expositiva que hoy cumple. También destacan los edificios de González Edo, como el Desfile del amor, en el paseo de Reding. El edificio de Félix Sáenz, que se está rehabilitando ahora manteniendo sólo las fachadas, es interesante, así como el conjunto formado por la antigua sede de Correos (Rectorado, que ha integrado un importante patrimonio), el Banco de España y el Ayuntamiento. Entre los mercados destaco el de Salamanca y, sobre todo, el de Atarazanas, una obra extraordinaria de Joaquín Rucoba, del siglo XIX, en hierro y cristal, que supuso una apuesta por la conservación del patrimonio al integra la puerta de las Atarazanas (de época nazarí) y es lo que le da la pauta del estilo al arquitecto. También los palacios de Congresos de Málaga y Torremolinos. Hay piezas muy buenas en la UMA, como la Biblioteca Central. En los paseos de Miramar y Limonar se han demolido muchas villas, se conservan algunas muy interesantes como la casa Lange, el Castillo de Santa Catalina y la Casa de Tomás Bolín, hoy Colegio de Arquitectos. El colegio de las Teresianas también es un edificio muy interesante, y el instituto de Martiricos tiene una pieza clave de Miguel Fisac, en su capilla. De lo mejor es la Parroquia de Stella Maris, obra de García de Paredes.

¿Qué ha perdido Málaga?

Lamento muchísimo que se perdiera la Casa del Administrador, en la calle San Jacinto, donde hoy se encuentra el hotel NH. Se podía haber conservado el edificio, pero no estuvimos lo suficientemente fuertes, aunque Cultura ha conservado las pinturas. En el siglo XVIII, Málaga era una ciudad pintada, ofrecía una imagen por completo diferente y ahora se hace un esfuerzo por recuperarla. No entiendo que hayan demolido el Silo del muelle 2. Otras ciudades los reconvierten en inmuebles de uso cultural y Málaga se dedica a destruirlo. También aquí hemos tirado la Térmica, y ahora hace falta un equipamiento cultural en el Paseo Marítimo de Poniente. Otro caso es el Málaga Cinema, de Antonio Sánchez Estévez, que estaba en la plaza Uncibay. Todavía hoy se toma como referencia del estilo arquitectónico expresionista, aunque ya no exista.

¿Qué recomendación hace desde la Universidad?

Recomendaría intentar conocer la ciudad, pasearla, sentirla, tratar de captar los valores que tiene, con la ayuda de guías y libros de historia. De ese modo nos identificaremos con ella. Desde el momento en que se la conoce y se valora, la ciudad está salvada.


Diario Sur, 15/05/2008


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