Los usuarios demandan que se habiliten zonas para estacionar sus vehículos en el interior de los aparcamientos municipales del Centro
Los ciclistas se topan con una invasión de motos en los espacios reservados
«No se puede dejar la bici en ningún sitio». Pocos se imaginaban que llegarían a escuchar en Málaga una frase como esta, que obviamente tiene truco, aunque tampoco le falta razón. El cada vez más numeroso colectivo de ciclistas de la capital suma, a los problemas de convivencia con los coches y la escasa racionalidad de muchos de los carriles bici, un elemento extra: resulta que los aparcabicis habilitados en el Centro se encuentran invadidos por las motos.
Este periódico ha podido comprobar que la situación es habitual en el ubicado en el Parque, frente al Ayuntamiento; en otro muy cercano, a espaldas del Rectorado de la UMA; y en el de la estación María Zambrano. En otros casos, el problema viene por la falta de soportes de seguridad para enganchar los ciclos; o por la ubicación de las zonas reservadas en vías poco transitadas. Las dos características confluyen, por ejemplo, en el de la Ciudad de la Justicia. Además, todavía hay muchas instituciones públicas y empresas que no facilitan un lugar adecuado.
Albert García se define a sí mismo como «un ciclista que se dedica a la informática». El portavoz de la asociación Amic de la Bici de Barcelona, que vive a caballo entre esta ciudad y Málaga, es tajante: «No se puede hacer una ciudad sostenible si cortas las alas al vehículo más sostenible; esta es la piedra filosofal del problema». La principal característica es la de ser un vehículo «puerta a puerta», para el que en otros sitios ya se han planteado soluciones que se pueden aplicar aquí: «En muchas ciudades los comerciantes ponen aparcabicis con su propaganda en la puerta para atraernos como clientes, mientras que aquí se quejan. Es una paradoja», afirma. Además, cita el caso de Barcelona, donde se pueden estacionar en los aparcamientos municipales. «El costo (para el Ayuntamiento) es irrisorio, porque caben 16 bicis en una plaza de coche», argumenta.
Para García, medidas como esta favorecerían su uso: «Tenemos que conseguir que cualquier estamento público ofrezca reserva para bicis; de lo contrario motivas que la gente vaya en coche o en moto». Y considera que la visibilidad es la clave: «Algunos aparcamientos están mal puestos. Para evitar los robos tenemos que aparcar en zonas muy concurridas, con el espacio necesario para atar las dos ruedas».
Alonso González, profesor de Primaria en el colegio Jorge Guillén de la capital y presidente de la asociación Ruedas Redondas, reconoce que en Málaga existen problemas para dejar sus vehículos en la calle. «Los aparcabicis cuando están al nivel de la calzada se llenan de motos. Es lo natural porque hay muchas más, y el Ayuntamiento antes era muy reticente a ponerlos encima de la acera y en zonas peatonales, que es lo lógico para que sean verdaderamente útiles, y no en la calzada. Hay que desligar los espacios respecto de los de las motos, y ponerlos en puntos con mucho tránsito. Cita como ejemplo -de lo que no se debe hacer- el de la estación María Zambrano: «Está junto a las motos y retirado de la entrada, de manera que al final las bicis no aparcan».
En los garajes
El activista malagueño considera que el gran salto de calidad vendrá de la mano de la apertura de los aparcamientos municipales del Centro a este tipo de vehículos: «La clave es crear plazas para bicis en estos recintos, cerca de la garita del vigilante, para lo que se puede aprovechar zonas muertas para los coches». A este respecto, Alonso aplaude la postura de algunos centros comerciales, que permiten entrar y estacionar en sus garajes, aunque critica que en otros todavía ponen pegas, «por una mentalidad retrógrada, que asocia la bici a personas sin recursos, aunque en realidad sería una posibilidad de captar nuevos clientes. Una persona que va en bici consume más que otra que está pendiente de que tiene el coche mal aparcado».
Consultado por esta cuestión, el concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Málaga, Raúl López, dijo no tener constancia ni denuncias de tales problemas, aunque pedirá a los técnicos de su área que revisen la situación de los espacios reservados para estos vehículos.
Los ciclistas se topan con una invasión de motos en los espacios reservados
«No se puede dejar la bici en ningún sitio». Pocos se imaginaban que llegarían a escuchar en Málaga una frase como esta, que obviamente tiene truco, aunque tampoco le falta razón. El cada vez más numeroso colectivo de ciclistas de la capital suma, a los problemas de convivencia con los coches y la escasa racionalidad de muchos de los carriles bici, un elemento extra: resulta que los aparcabicis habilitados en el Centro se encuentran invadidos por las motos.
Este periódico ha podido comprobar que la situación es habitual en el ubicado en el Parque, frente al Ayuntamiento; en otro muy cercano, a espaldas del Rectorado de la UMA; y en el de la estación María Zambrano. En otros casos, el problema viene por la falta de soportes de seguridad para enganchar los ciclos; o por la ubicación de las zonas reservadas en vías poco transitadas. Las dos características confluyen, por ejemplo, en el de la Ciudad de la Justicia. Además, todavía hay muchas instituciones públicas y empresas que no facilitan un lugar adecuado.
Albert García se define a sí mismo como «un ciclista que se dedica a la informática». El portavoz de la asociación Amic de la Bici de Barcelona, que vive a caballo entre esta ciudad y Málaga, es tajante: «No se puede hacer una ciudad sostenible si cortas las alas al vehículo más sostenible; esta es la piedra filosofal del problema». La principal característica es la de ser un vehículo «puerta a puerta», para el que en otros sitios ya se han planteado soluciones que se pueden aplicar aquí: «En muchas ciudades los comerciantes ponen aparcabicis con su propaganda en la puerta para atraernos como clientes, mientras que aquí se quejan. Es una paradoja», afirma. Además, cita el caso de Barcelona, donde se pueden estacionar en los aparcamientos municipales. «El costo (para el Ayuntamiento) es irrisorio, porque caben 16 bicis en una plaza de coche», argumenta.
Para García, medidas como esta favorecerían su uso: «Tenemos que conseguir que cualquier estamento público ofrezca reserva para bicis; de lo contrario motivas que la gente vaya en coche o en moto». Y considera que la visibilidad es la clave: «Algunos aparcamientos están mal puestos. Para evitar los robos tenemos que aparcar en zonas muy concurridas, con el espacio necesario para atar las dos ruedas».
Alonso González, profesor de Primaria en el colegio Jorge Guillén de la capital y presidente de la asociación Ruedas Redondas, reconoce que en Málaga existen problemas para dejar sus vehículos en la calle. «Los aparcabicis cuando están al nivel de la calzada se llenan de motos. Es lo natural porque hay muchas más, y el Ayuntamiento antes era muy reticente a ponerlos encima de la acera y en zonas peatonales, que es lo lógico para que sean verdaderamente útiles, y no en la calzada. Hay que desligar los espacios respecto de los de las motos, y ponerlos en puntos con mucho tránsito. Cita como ejemplo -de lo que no se debe hacer- el de la estación María Zambrano: «Está junto a las motos y retirado de la entrada, de manera que al final las bicis no aparcan».
En los garajes
El activista malagueño considera que el gran salto de calidad vendrá de la mano de la apertura de los aparcamientos municipales del Centro a este tipo de vehículos: «La clave es crear plazas para bicis en estos recintos, cerca de la garita del vigilante, para lo que se puede aprovechar zonas muertas para los coches». A este respecto, Alonso aplaude la postura de algunos centros comerciales, que permiten entrar y estacionar en sus garajes, aunque critica que en otros todavía ponen pegas, «por una mentalidad retrógrada, que asocia la bici a personas sin recursos, aunque en realidad sería una posibilidad de captar nuevos clientes. Una persona que va en bici consume más que otra que está pendiente de que tiene el coche mal aparcado».
Consultado por esta cuestión, el concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Málaga, Raúl López, dijo no tener constancia ni denuncias de tales problemas, aunque pedirá a los técnicos de su área que revisen la situación de los espacios reservados para estos vehículos.
Diario Sur, 19/03/2012
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