jueves, 24 de febrero de 2011

La erosión en Colinas del Limonar iguala a una catástrofe para la ONU


Un estudio realizado en Colinas del Limonar advierte que el desmonte que se llevó a cabo y las intensas lluvias han hecho que se pierdan hasta diez centímetros de suelo.

Muchas fueron las voces que advirtieron hace ya algunos años de los enormes riesgos que acarrearía para la zona del Limonar la construcción de la que probablemente sea la urbanización más cara de la ciudad. Ha llovido mucho desde entonces y, aunque en apariencia la naturaleza ha sabido hacer frente sin demasiados problemas a un brutal movimiento de tierras y un gigantesco desmonte, lo cierto es que la zona ha sufrido una pérdida de suelo unas cinco veces superior a lo que la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas recomienda como tolerable.

Los datos arrojados por los cien medidores de erosión que fueron instalados sobre el terreno donde se prevé levantar la urbanización de lujo bautizada como Colinas del Limonar no dejan lugar a dudas. Fueron colocados en octubre de 2008 y retiradas hace apenas unos días, dos años en los que casualmente han marcado récords históricos en lo que a precipitaciones se refiere. La intensidad de las lluvias, unida a la desprotección casi total que sufrió la zona por el desmonte que se realizó, han provocado según el profesor de Geografía Física de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, que haya partes donde se han perdido hasta diez centímetros de suelo en apenas dos años.

El rebaje medio que se ha producido en este terreno, según los datos de las sondas, es de 4,7 centímetros en estos dos años. Es decir, unas 470 toneladas de suelo por hectárea. Si se tienen en cuenta las recomendaciones de la FAO, a partir de una tasa media anual de 235 toneladas por hectáreas la situación pasa a ser considerada como "catastrófica".

La degradación de este suelo ya era alta antes de que comenzaran las obras de Colinas del Limonar. Pero, según el experto, la actuación "disparó" los procesos de erosión. Primero, por la gran capacidad de movilización de suelo como consecuencia de las escorrentías al haberse removido el material y, segundo, porque la poca protección que tenían los suelos en el estado previo desapareció a raíz de las obras "desprotegiéndolos casi por completo ante precipitaciones intensas", advirtió.

Al final de la temporada de lluvias del año pasado, los responsables del proyecto se congratulaban públicamente de que la incidencia sobre los terrenos y los embovedamientos de los arroyos habían sido "impecables" dados los trabajos previos de consolidación de taludes que se habían llevado a cabo.

Pero, aunque si bien es cierto que no se produjeron inundaciones a pesar de la intensidad y de la continuidad de las lluvias del pasado invierno, la pérdida de suelo se ha producido y toda esa cantidad de material que fue arrastrado por las escorrentías, se ha ido depositando en la desembocadura del arroyo de la Caleta "formando un cono aluvial que sin duda modificará la dinámica del litoral".

Las características del terreno donde se pretende levantar el descomunal conjunto residencial obligó a las empresas impulsoras al embovedado de los dos cauces que discurren por la futura urbanización para reducir el riesgo de inundaciones. Desde el comienzo de los trabajos, allá por el año 2005 aunque ya aparecía contemplado en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) aprobado en 1997, las máquinas han movido unos tres millones de metros cúbicos de tierra para ejecutar un proyecto que ha sido objeto de diversas variaciones. La última fue aprobada por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga el pasado verano y posibilitaba reducir las viviendas unifamiliares previstas en la zona a 174, mientras que se incrementaban las plurifamiliares hasta 800.

Eso será si se resuelve la difícil situación financiera que atraviesa actualmente la empresa promotora del proyecto, Noriega, que se encuentra en concurso de acreedores por la enorme deuda que acumula. Sólo en la provincia de Málaga, la constructora cordobesa del grupo Sánchez-Ramade adeuda 16 millones de euros entre autónomos y pequeñas y medianas empresas.

De momento, la empresa no ha aclarado nada sobre el futuro de esta obra que optó por asumir en solitario después de romper su alianza empresarial con Ferrovial en 2008. La crisis ha frenado los intereses urbanísticos en la zona, pero el daño ambiental ya está hecho.

Málaga Hoy, 10/01/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario