El parque forestal del Guadalmedina y el paraje natural de la desembocadura del Guadalhorce son zonas verdes públicas, abiertas a los ciudadanos. Sin embargo, el mal estado de conservación de ambos enclaves, la falta de cuidados y de vigilancia son evidentes, lo que aleja a los potenciales usuarios de unos entornos con altos valores naturales y da pie a otros usos menos ecológicos, como escombreras y basureros.
Al parque forestal del Guadalmedina, con unas 380 hectáreas (el más grande de la ciudad) se accede desde La Virreina, por el carril que pasa bajo la ronda oeste y lleva a la Protectora de Animales y al Zoosanitario. A medida que asciende el camino aparece cada vez más deteriorado, hasta convertirse en prácticamente intransitable. Llama la atención la sucesión de depósitos de agua sin uso y con las mangueras al aire y rotas. Numerosos troncos están muertos y, visto desde arriba, el conjunto poco se asemeja a un paraje natural que tuvo un coste de nueve millones de euros, con abundantes claros donde apenas crece la vegetación.
Árboles secos y escombros
Francisco Domínguez vive en La Palma y recorre los terrenos a pie varias veces a la semana, por lo que ha seguido en primera persona la evolución de este paraje desde su creación, a principios de la década. «Está abandonado de la mano de Dios», sentencia. «Se gastaron muchos millones, pero los árboles no crecen porque no se riegan». Este jubilado ve con preocupación cómo se degrada año tras año. «Los depósitos de agua solo se han utilizado una vez, en el 2003, para regar los árboles, pero de los que plantaron entonces ya no queda casi ninguno, porque pusieron especies que no van bien en estos terrenos».
Sigue enumerando problemas: «Los carriles están hechos polvo, la gente no va por el mal estado de la carretera. Tampoco hay vigilancia, por lo que se utiliza para tirar escombros. Cuando lo abrieron dijeron que este era el pulmón de Málaga, pero se ha quedado en nada», se lamenta. Domínguez aboga por dar trabajo a los numerosos vecinos de la barriada Palma-Palmilla que están parados y que tienen formación en jardinería «para arreglar los carriles, limpiar, regar, reforestar y quitar la hierba», de manera que se pueda dar un uso social a los terrenos.
El paraje es responsabilidad del Ayuntamiento. La concejala de Parques y Jardines, Teresa Porras, asegura que se llevan a cabo tareas de limpieza cada dos o tres meses. Reconoce que uno de los principales problemas es su uso como escombrera, pero aduce que debe ser el Seprona quien lo vigile. En cuanto a los árboles, Porras confirma que no se riegan, pero cree que los que están peor son los que se trasplantaron recientemente desde Colinas del Limonar. Entre el 70 y el 80% de los que se pusieron en el proyecto inicial han resistido, según la edil.
Ropa usada
La desembocadura del río Guadalhorce es un paraje de marismas de 67 hectáreas donde el río se bifurca en dos brazos, formando un delta con pequeñas lagunas de origen artificial donde se desarrolla una rica fauna, sobre todo aves. En cambio, la basura acumulada, sobre todo en la margen más cercana a la urbanización Sacaba Beach, no lo hacen precisamente agradable al paseo. En un punto del carril llama la atención la acumulación habitual de ropa usada, al parecer procedente de alguna colecta; como si alguien hubiera cogido lo que le interesaba y arrojado el resto sin ningún pudor. En el camino que conduce al río aparecen decenas de restos de televisores.
Fernando Pascual, taxista retirado, sale con frecuencia a caminar con su perro y se muestra «indignado» por el estado de conservación de un paraje que se supone protegido. «Durante años he visto como se iba degradando, sobre todo la parte más cercana al Martín Carpena», explica. Y prosigue: «Los laterales de los canales son basureros y se utilizan como campamentos por mendigos, que sacan el cobre de los aparatos y dejan el resto tirado. Y lo mismo hacen con la ropa usada».
Este espacio es competencia de la Delegación de Medio Ambiente. La delegada, Remedios Martel, aclara que, aunque los terrenos sean de la Junta, la retirada de los residuos sólidos urbanos es competencia del Ayuntamiento. Con todo, ante las quejas de los ciudadanos su departamento ha retirado la basura y ha reparado la verja de cerramiento para evitar la entrada de los coches.
Martel recuerda que hace un año la Delegación ya recogió un importante volumen de residuos urbanos junto a Sacaba. «El paraje de la desembocadura estará en las condiciones que tiene que estar, pero esa basura es igual que si la tiran en el cauce del Guadalmedina: aun siendo dominio público hidráulico, es competencia municipal», asevera. Es el eterno debate en la ciudad: el uno por el otro, la casa sin barrer.
La Opinión de Málaga, 07/01/2011
La Opinión de Málaga, 07/01/2011
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