domingo, 24 de enero de 2010

Málaga ´abre´ la muralla

Quibla Restaura recuperará el esplendor original de un extenso tramo de la fortificación medieval, en la calle Arco de la Cabeza. Limpieza y consolidación, entre los trabajos.

La muralla medieval de Málaga es una de las construcciones megalómanas realizadas en el siglo XI durante el califato de los hammudíes, junto con la Alcazaba, que se levantó como fortificación defensiva frente a los ataques de otros pueblos. Diez siglos más tarde, en pleno 2009, un extenso lienzo amurallado, situado en la calle Arco de la Cabeza, junto a la casa hermandad de la cofradía de Las Penas, recobrará el esplendor de antaño, gracias a una intensa labor de conservación y restauración de los restos emergentes de este monumento, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).


La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga financiará estos trabajos, presupuestados en casi 100.000 euros y que han sido encargados a la empresa especializada Quibla Restaura. Por su parte, la arqueóloga municipal, Carmen Peral, y la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía supervisarán la restauración de estos restos, que se incorporarán al circuito turístico-cultural de la capital.
Este tramo amurallado, que cuenta con unas importantes dimensiones (28 metros de largo por 7 de alto), ha sufrido numerosas intervenciones hasta principios del siglo XX, que han cambiado su aspecto primigenio.


Y es que la muralla medieval, comenta uno de los miembros del equipo técnico de Quibla, Joaquín Gallego, ha desempeñado dos funciones en su larga vida. "Fue creada en el siglo XI como elemento defensivo, una función que se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando el Ayuntamiento autorizó la construcción de viviendas".


Socavones, añadidos y muros de mampostería de casas y edificaciones de diversas épocas han modificado la imagen primitiva de este tramo fortificado, de tres metros de ancho en su origen, y que en la actualidad cuenta con paramentos que sólo conservan el medio metro de grosor.


Por ello, el principal problema al que se enfrenta esta intervención, cuenta Gallego, es la cantidad de añadidos y solapados que presenta la muralla, que corresponde a la zona intramuros del tramo recuperado en la calle Carretería. "La intención es recuperar la secuencia histórica y sólo se conservarán los añadidos que aporten información sobre la vida de la muralla y de la ciudad", observa el experto.


Varias fases. El proceso de restauración se ha dividido en varias fases, explica Juan José Peña, otro de los expertos de Quibla, que se completa con la restauradora María Paz López. En principio, se limpiará el lienzo amurallado de forma totalmente manual, para valor su estado y ver qué elementos se conservarán y cuáles se eliminarán para "extraer una lectura histórica homogénea".


La recuperación de los paramentos consistirá en la limpieza de las distintas fábricas (ladrillos encintados, mampostería, tapial), sellados y cierre de agujeros y huecos, para evitar que se formen depósitos de tierra, porque conlleva la aparición de plantas, parásitos y raíces. A la vez, afirma Peña, recuperarán los volúmenes perdidos en zonas puntuales que aporten información histórica.


La consolidación de este tramo de Arco de la Cabeza se realizará con materiales acordes a los originales, principalmente mortero a base de cal hidráulica, que es lo más adecuado para este tipo de intervenciones.


Gallego, por su parte, subraya que cuando finalice la actuación, que tendrá una duración de unos cuatro meses, la intención es colocar varios paneles explicativos, que recogerán la historia de la muralla y el proceso de restauración.

La Opinión de Málaga, 20/09/2009


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