jueves, 14 de mayo de 2009

Los ilustres malagueños, abandonados en San Miguel


El cementerio del XIX alberga tumbas y panteones de personajes célebres en un penoso estado de deterioro, como los de Ferrándiz, Nogales, Salvador Rueda o Muñoz Degrain.


Parece una imagen surrealista pero no lo es. Con dos siglos de antigüedad y enclavado en la barriada de Capuchinos-Fuente Olletas de la capital malagueña, el cementerio de San Miguel atraviesa el peor momento de su larga historia. La necrópolis, que fue bendecida en 1810, es considerada por los expertos uno de los principales cementerios monumentales de Andalucía y de todo el país.


En su interior, y siguiendo el concepto de cementerio monumental y romántico, las grandes familias de la burguesía malagueña del XIX construyeron panteones en los que utilizaron nobles materiales y que fueron firmados por prestigiosos arquitectos y maestros de obras. El primer mausoleo levantado fue el obelisco en memoria de Salvador Barroso, realizado en 1844 por Cirilo Salinas. Y a él seguirían muchos otros, unos doscientos cincuenta, edificados en los más variados estilos historicistas o eclécticos por arquitectos como Gerónimo Cuervo, José Trigueros, Joaquín de Rucoba, Diego Clavero, Manuel García del Álamo, Manuel Rivera Valentín, Rafael Moreno, Guerrero Strachan. Sin embargo, toda esta riqueza patrimonial e histórica parece que ha desaparecido con sólo atravesar su portada decimonónica.


Abandono y ruina. Las tumbas y panteones de los ilustres malagueños enterrados en el cementerio de San Miguel, que fue clausurado a finales de 1986 cuando el Ayuntamiento de Málaga inauguró las nuevas instalaciones de Parcemasa en la carretera de Campanillas, presentan un lamentable estado de deterioro al igual que las zonas comunes de un cementerio que atesora un importante valor patrimonial y artístico.


Lápidas desvencijadas, nichos convertidos en improvisadas escombreras, basura amontonada, miles de arbustos que crecen sin control y suciedad se suman al deplorable estado que presentan las famosas rejas y verjas de hierro que adornan los panteones, procedentes de las afamadas ferrerías malagueñas del XIX, la mayoría rotas o expoliadas.


Por desgracia, al panorama desolador y ruinoso en que se encuentra actualmente la necrópolis se une el penoso aspecto de las tumbas de personajes ilustres de la ciudad. La sepultura en la que yacen los restos del prestigioso pintor del XIX Antonio Muñoz Degrain es un claro ejemplo del abandono de San Miguel. La tumba, que fue diseñada por el escultor Adrián Risueño, muestra un notable deterioro. A muy pocos metros, el panteón de ilustres malagueños: los enterramientos de Salvador Rueda, Bernardo Ferrándiz, Joaquín Martínez de la Vega y Francisco Palma muestra con claridad los efectos de la dejadez. En una de las zonas más cercana a la capilla, la falta de mantenimiento y conservación es más evidente. Allí, en uno de los cientos de nichos malogrados reposa el pintor José Nogales. Tablones, cubos, escombros y desolación acompañan la memoria de este célebre de Málaga. Imágenes para no olvidar.


La Opinión de Málaga, 09/04/2009


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