La provincia es la única de Andalucía donde han aumentado este año estas prácticas ilegales que ponen en peligro a especies protegidas. Los cazadores y ganaderos los emplean para los perros asilvestrados y zorros .
El fin, obviamente, no justifica los medios. El hecho de que los cazadores y los ganaderos sigan utilizando los cebos envenenados en Málaga para preservar las piezas de su coto y los animales de su granja, respectivamente, de los perros asilvestrados y de los zorros, sigue sin ser una práctica válida. Máxime cuando en estas trampas caen especies protegidas, que precisamente lo son porque su número no es lo elevado que debiera. Este es el caso de las aves carroñeras, sobre todo los buitres leonados en Málaga, que acaban sucumbiendo ante un manjar mortal.
De los 13 casos de cebos envenenados detectados en Málaga durante este año, los más perjudicados de las especies protegidas han sido los buitres leonados, ya que su tendencia a comer carroña les lleva a que sean los primeros que descubran estas trampas. En esos trece casos murieron un total de 28 animales, así que que además de los buitres cayeron en la trampa mortal tejones, meloncillos y lirones caretos, entre otras aves, así como zorros.
Desde que la Consejería de Medio Ambiente pusiera en marcha la 'Estrategia para la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados en Andalucía' en 2004 con fondos europeos, por la que se puso en marcha dos equipos caninos de detección de veneno, la tendencia en todas las provincias andaluzas ha sido el descenso del uso de cebos envenenados a excepción de Málaga, donde cazadores y ganaderos persisten en esta actitud ilegal y muy perniciosa con la naturaleza, según explica a SUR el director de esta estrategia, Fernando Ortega.
Es más, en los últimos cinco años casi un centenar de ejemplares de la fauna silvestre han muerto envenenados por estas trampas. De las 112 muertes que se han producido desde el año 2003 hasta la fecha, las especies más afectadas han sido, sobre todo, las aves rapaces y las carroñeras, concretamente el gavilán, el águila perdicera, el búho real, el buitre leonado, el alimoche, y otras especies como el erizo, el zorro y el tejón.
Cotos de caza
Es más, por si cabe alguna duda los cotos de caza están obligados a vigilar que no se pongan venenos en sus terrenos, por eso cuando se producen episodios de envenenamiento de animales silvestres se produce el cierre del coto y, por supuesto, se prohíbe el uso de perros en la zona, ya que también pueden verse afectados. En el caso de que se produzcan en explotaciones ganaderas se cierra un perímetro que suele ser de dos kilómetros a la redonda del sitio afectado por el veneno.
Es más, el uso de venenos está tipificado en el Código Penal como delito por lo que las sentencias firmes en toda Andalucía, actualmente cinco, «son disuasorias para los que realizan estas prácticas», según informó el director del plan contra el uso de cebos envenenados, Fernando Ortega. Otra de las medidas que lleva a cabo la Consejería de Medio Ambiente, además el uso de equipos caninos para su detección, son las visitas a los cotos de caza y explotaciones ganaderas, de las que han efectuado 118 en Málaga este año, para disuadir sobre estas prácticas.
Diario Sur, 17/11/2008
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