martes, 4 de noviembre de 2008

Málaga y la rehabilitación más allá del Centro Histórico



Una poderosa fuerza ´cavernícola´ impide, en la mayoría de los casos, recuperar edificios fuera del casco antiguo de la ciudad.


Si algo ha caracterizado los casi diez años de vida de esta sección ha sido la (ilusa pero incansable) defensa del patrimonio de Málaga, entendido en un concepto amplio, precisamente porque para muchos políticos autóctonos eso de ´patrimonio malagueño´ tiene un contenido bastante escuálido por no decir ´abstracto´ y contrario al urbanismo que se perpetra aquí (y en Palermo, Carboneras, la Manga del Mar Menor y otros núcleos de vanguardia).


Justo antes de que un servidor se marchara de vacaciones, el caserón de la Virreina se convirtió en una abstracción de escombros. De nada sirvieron promesas, programas electorales y ´tomas de posición´. La preciosa mansión del XIX, como no podía ser de otra manera, aceleró su final gracias a los cuidados municipales de estos últimos ocho años.


Ayer este diario alertó, en una doble página, de otros caserones, residuos de viejas fincas y nobles edificios que muy pronto terminarán criando malvas.


La finca de los Remates, junto a la Finca la Palma por ejemplo, de propiedad municipal, fue visitada hace un par de años por el autor de estas páginas y ya mostraba entonces signos de marcado deterioro. La experiencia nos indica que este tipo de propiedades en manos del Ayuntamiento lo único que hacen es acelerar su final.


Pero quizás el monumento más preocupante de todos, por su importancia, sea el convento de San Andrés, en El Perchel. Cierto que el Ayuntamiento decidió hace años no derribarlo, pero esta decisión sólo ha servido para prolongar su agonía y para que un grupo inmobiliario le ´hincara el diente´, por error, a la mitad de su refectorio. El día que el convento se rehabilite, la hoy infanta Leonor lo inaugurará con sus nietos.


El problema es que en Málaga se sigue a rajatabla esa regla tan perjudicial para la ciudad, seguida por tantos políticos, de proteger al máximo todo lo que esté dentro del Centro Histórico (entendido en su mínima expresión del recinto de la muralla árabe) y no dar mucha importancia al resto.


Como podemos ver, lo cierto es que lo que ocurre a ´extramuros´ no cuenta demasiado en lo que a protección patrimonial se refiere. A las pruebas (casas, quintas, casones, conventos) hay que remitirse.


Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga, 07/10/2008



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