lunes, 28 de julio de 2008

Un paseo por el río Chillar


Pozas de aguas cristalinas y angostos 'cahorros' forman parte del encanto de esta ruta que se adentra en uno de los parajes más insólitos de la provincia.


Todos los que recorren por primera vez el río Chíllar suelen coincidir en lo inesperado de las imágenes que quedan en sus retinas. Su curso resulta tan caprichoso como espectacular y propicia uno de los itinerarios más singulares y sugerentes para realizar durante los meses de verano. Se trata de uno de los ríos que nace en la abrupta sierra de Almijara, protegida junto a las de Tejeda y Alhama como parque natural.

El acceso al inicio de la ruta se realiza habitualmente desde Nerja, aunque también existe la posibilidad de realizarlo desde la localidad vecina de Frigiliana, si bien en este último caso es necesario atravesar una escarpada cima caliza. Desde el territorio nerjeño, sin embargo, basta con acercarse a la urbanización Almijara y desde allí tomar un carril que conduce hasta la antigua cantera situada junto al curso del río.

Pocos metros antes, junto a unos eucaliptos, se puede dejar aparcado el vehículo para emprender a pie el camino. En estos primeros metros, el curso no suele llevar agua, ya que ésta se desvía más arriba para su aprovechamiento. En esta primera parte del trayecto se atisba lo que es un angosto valle que resulta ser una de las entradas del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Algunos pasos más adelante se accede al tramo en el que el Chíllar lleva agua.

Aunque sea verano y se haya pasado por un año hidrológico especialmente seco, hay suficiente agua como para encontrar alguna poza de aguas cristalinas donde disfrutar del baño. Pese a ello, los que frecuentan esta ruta perciben que en esta ocasión se ha mermado notablemente con respecto a otros años. De cualquier forma, adentrarse en el curso de este río es todo un cúmulo de sensaciones visuales y sonoras.

Gargantas de mármol

En los primeros metros de esta parte del río sorprenderán los denominados 'cahorros' o 'cajorros', unas estrechas gargantas de mármol por las que se han abierto paso las bravas aguas del Chíllar. Algunos de estos cañones tienen poco más de un metro de anchura y resultan sorprendentes por su longitud y por su altura. Después de atravesar el primer 'cahorro", se puede ver una amplia poza de aguas cristalinas que no supera el metro de profundidad, pero que se convierte en un inesperado y refrescante baño para muchos.

Desde allí aún queda mucho río y muchos recovecos sorprendentes, aunque muchos prefieren no desafiar sus condiciones físicas y disfrutar del entorno. Los más osados pueden optar por subir por el cauce y llegar hasta la cascada situada a algo más de una hora a pie. Es quizás uno de los enclaves favoritos de los habituales del Chíllar, si bien hay otros rincones río arriba que merecen la pena ser visitados, con pozas y cascadas que parecen haber sido sacadas de postales. La erosión de las rocas, la limpieza del agua y la variada y frondosa vegetación propician una imagen insólita no sólo en la comarca de la Axarquía sino también en la provincia.

Flora y fauna

Entre la flora que se puede ver en las orillas del río llaman la atención los abundantes palmitos, que le dan un toque exótico a este recorrido. También se encuentran numerosos cañaverales, juncales y adelfas, habituales en las zonas ribereñas. Otras plantas propias del bosque mediterráneo que se pueden ver en las orillas son romero, zarza y brezo. Tampoco faltan árboles típicos de este hábitat, como el pino carrasco, el algarrobo o la higuera.

Entre las especies animales propias del río, no hay peces, ya que sus aguas bajan muy rápidas e impiden prácticamente su reproducción. Sí se pueden apreciar, sin embargo, algunas escurridizas culebras de agua. En el entorno, abundan numerosas aves, como el ruiseñor, la collalba negra, la curruca cabecinegra, el pinzón o el cernícalo. También hay mamíferos como el zorro, la gineta, el jabalí, la ardilla o el tejón, aunque resultan muy difíciles de ver cuando hay muchos excursionistas en la ruta. En definitiva, este entorno ecológico se corresponde con el que se puede encontrar en otros ríos de la zona, si bien la fuerza de la erosión ha querido diseñar un paisaje original que no deja indiferente al visitante.

El regreso

La vuelta suele realizarse por el mismo camino de ida, aunque también existen otras posibilidades interesantes. Una de ellas es subir hasta la acequia situada en la zona alta del valle. Esta posibilidad merece la pena siempre y cuando se quiera conocer otra perspectiva del valle del río Chíllar, ya que se aprecian con claridad los numerosos meandros de su curso, que en el camino de ida pasan desapercibidos. Este itinerario puede resultar peligroso si se tiene vértigo y sólo es recomendable para ir acompañados de personas que lo hayan realizado previamente. Además, posteriormente hay que recorrer escarpados senderos que vuelven hacia el río, por lo que es recomendable un calzado que sea adecuado para ese tipo de terrenos.

Otras opciones mucho más complejas son las de subir por algunas de las rutas de senderismo señalizadas en la parte alta del río. Así, entre ellas se puede optar por tomar el camino que lleva hasta la localidad de Frigiliana. En ambos casos, es necesario tener suficiente información sobre la ruta a seguir y tener en cuenta que el regreso se realiza en un punto muy lejano al inicio del propio itinerario. De todas formas, lo más recomendable para los que van por primera vez es volver por el propio río, ya que se tiene otra visión distinta del recorrido. De hecho, muchos excursionistas creen haber tomado otro camino distinto, ya que se fijan en elementos naturales que en el camino de ida han pasado inadvertidos.

LA GUÍA ÚTIL

Cómo llegar

Acceso a la ruta: El inicio del itinerario se encuentra junto a la antigua cantera del río Chíllar, a la que se llega a través de la urbanización Almijara, situada a su vez junto a la antigua N-340 a su paso por Nerja.

Cuándo ir:

Verano: La mejor época para ir se corresponde con los meses de julio, agosto y septiembre.

Qué llevar

Material: Calzado e indumentaria adecuada para hacer senderismo por este tipo de terrenos.

Alimentos: Comida y agua suficiente para una jornada.


Diario Sur, 19/07/2008


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