domingo, 27 de abril de 2008

El acueducto de San Telmo se seca

A pesar de décadas de desidia y olvido, el canal de San Telmo aún se mantiene en pie en varios puntos de la capital. Su conservación exige una actuación urgente.


El puente de Quintana, el más característico de los que componían el acueducto de San Telmo, tiene, además del mencionado, otros tres nombres, según el punto de su historia en el que se sitúe el espectador. Es el de los once ojos, como lo conocen vulgarmente los vecinos de Ciudad Jardín y los alumnos del cercano instituto Martín de Aldehuela. También es el de los trece vanos, como tenía en 1.784, cuando se construyó. Pero si un profano se sitúa frente a sus viejas piedras, sujetas por un andamio casi tan antiguo como el propio canal, y los cuenta, verá que actualmente suman diez.


Por encima de la anécdota, el puente de Quintana simboliza la triste historia reciente de la que fue una de las obras hidráulicas más importantes de Málaga, y que permitió salvar de la sequía a la capital durante los siglos XVIII y XIX. Pese a estar declarado Bien de Interés Cultural por la Junta, sus once kilómetros, desde el curso alto del Guadalmedina (kilómetro 162,5 de la autovía de Las Pedrizas, debajo del cuarto viaducto) hasta el puerto de Málaga, han sido objeto de continuas agresiones, por parte de instituciones y promotores urbanísticos privados, que han reducido su capacidad de traer agua hasta menos de la mitad de su antiguo recorrido. De los 30 pasos elevados con que contaba, 20 aún persisten -al descubierto o enterrados- y otros diez han desaparecido. Con todo, aún hoy riega la finca de la Concepción y otras de su entorno, y se alza contra viento y marea en varios puntos de la ciudad.


Javier Aguilar ha heredado de su padre la difícil misión de vigilar que San Telmo continúe llevando agua, como guarda del canal. Se conforma con que siga existiendo. De su mano, SUR ha realizado un recorrido por los hitos principales de esta infraestructura en la capital, para comprobar su estado de conservación.


El itinerario comienza en la barriada de Parque del Sur, bajo el puente sobre el arroyo Camero, o Aceitero, bajo el acceso de la autovía de Monte Dorado. Los más osados todavía lo utilizan como atajo desde Mangas Verdes hasta la zona alta de Olletas, junto al supermercado Lidl. A la espera de que la Consejería de Obras Públicas acometa su rehabilitación, así como un parque y un mirador, el entorno aparece cubierto de escombros y basura. La traza del monumento no está mucho mejor, y parte de la base del arco se ha desprendido en una de sus caras. «La actuación se llama parque del Mirador y va en los presupuestos de la Junta», dice Aguilar, optimista. Pero lo cierto es que aún no ha comenzado. El Ayuntamiento planeó iluminarlo, pero lo descartó por miedo a que fuera motivo de distracción de los conductores. «Cuando se haga, esta será la única zona de esparcimiento de Parque del Sur», agrega.


Melero


El grupo se encamina luego a la cercana barriada de Mangas Verdes. En la parte alta, un cartel de la Junta recuerda que algún día concluirá el parque del Sendero del Caus (Cauce, en latín), otro de los recientes intentos por poner en valor el acueducto. El proyecto contempla un pequeño parque cuyo eje será un tramo soterrado del canal, por el que volverá a discurrir el agua, como símbolo de lo que fue.


El verdadero tesoro está escondido unos metros más adelante, entre calles todavía sin ensolar y bancales terrizos, a los que se accede, precisamente, pasando sobre otro de los puentes que aún se conservan, el del arroyo Melero. Al pie del arco, las hiedras sobre los ladrillos bicentenarios trasladan al espectador a otra época y a otra Málaga, tan cerca y tan lejos de la ciudad moderna que es hoy.


Quintana


A mediodía, la comitiva alcanza el hito principal del recorrido, el acueducto de Quintana, el más grande y mejor conocido, aunque también uno de los peor conservados. Se encuentra en Ciudad Jardín, muy cerca del instituto que lleva por nombre el de su creador, el arquitecto Martín de Aldehuela (autor también del puente sobre el Tajo de Ronda). De su estado dan buena cuenta los andamios que lo sostienen en pie desde el año 1992. Incluso fue necesario una segunda actuación de emergencia, que atravesó los pilares con barras de hierro para evitar que se desplazara. Los testigos situados sobre las grietas no ayudan a ser optimistas, y dibujan sobre el cemento el temido síntoma del derrumbe. De los trece ojos originales, tres están taponados.


El Ayuntamiento tiene prevista su rehabilitación y la adaptación de su entorno, de una gran riqueza natural, para convertirlo en un gran parque. Ha llegado incluso a adjudicar los trabajos a una constructora por más de 600.000 euros, pero, según recuerda el guarda del acueducto, el plazo para iniciarse las obras venció el pasado mes de febrero y aún no se ha movido ni un ladrillo.


El camino llega así hasta la calle Jerez Perchet, donde una vivienda particular ha engullido literalmente otro de los canales, hasta el punto de que medio arco queda dentro del sótano y el otro medio, fuera. Para Javier Aguilar, «un ejemplo más de la indefensión a la que ha estado sometido el monumento hasta fechas recientes».


Final del trayecto


La visita concluye junto a una promoción de VPO cercana. De los cinco ojos del puente del Nogal -llamado así por el gran árbol que preside el entorno- solo uno es todavía visible. Bajo el arco, el esqueleto de un ciclomotor espera su destino. La amplia zona verde que lo rodea está abandonada y es de difícil acceso. Sólo un vecino recoge hierba para sus caballos.


Aunque sea el final del camino, será precisamente en este punto donde los alumnos de una escuela taller empezarán en breve a dar los primeros pasos para que el acueducto de San Telmo recupere su lugar en la historia de Málaga.


Diario Sur, 27/04/2008


1 comentario:

  1. ya casi va para un año y no esta acabado, faltan rematar la obras y aqui ya no hay nadie trabajando, mucho tememos los vecinos de que el dinero destinado a las obras, como siempre se haya perdido por el camino.

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