viernes, 11 de diciembre de 2009

Rehabilitación con vocación en pleno casco histórico de Málaga


El profesor de Historia del Arte de la UMA Francisco Rodríguez Marín visita las casas sin protección rehabilitadas por el promotor granadino Armando Robles.


El pasado mes de marzo, el suplemento de Economía de La Opinión ofrecía un reportaje sobre un ´insólito´ promotor y constructor granadino, Armando Robles, de Inmozona, que realizaba la rehabilitación total de edificios del Centro Histórico que la normativa malagueña le permitía derribar.


Tras la publicación, Francisco Rodríguez Marín, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y responsable de la revista de historia y patrimonio de Málaga ´Isla de Arriarán´ se interesó por esta práctica tan poco frecuente en Málaga y esta semana visitó algunos de los edificios rehabilitados.


Armando Robles, explicó al profesor que tomó la iniciativa de convertirse en constructor por la pésima experiencia con algunas constructoras malagueñas, una de las cuales arrambló con las piezas más valiosas de una casa de calle Carretería, en la que finalmente ha tenido que realizar la rehabilitación parcial en lugar de total. En el patio de la vivienda se encuentran las columnas dieciochescas, la mayoría segadas, salvadas del ´arrasamiento´.


Una de las actuaciones más espectaculares puede verse en el número 4 de la calle Molinillo del Aceite. Cuesta creer que este edificio del XVIII, con remodelaciones del XIX, no contara con ninguna protección arquitectónica. El promotor se ha molestado en mantener todos los elementos de la vivienda, incluida una espectacular claraboya en el patio, reproducción del original en metacrilato, ante la prohibición del cristal, aunque con la estructura metálica original.


La torre que corona la casa, casi un ´palomar´, mantiene los huecos de ventanas originales mientras que el elegante patio de entrada se ha conservado tal cual.


El mismo proceso ha seguido con un pequeño edificio de la calle Peña y con el número 1 de la calle Álvarez, con las vigas originales de madera de Flandes y un ascensor acristalado para no quitar luminosidad al patio central. En todos los pisos se mantienen las antiguas baldosas hidráulicas.


En opinión de Robles, rehabilitar ´con vocación´ y con materiales de calidad es la única solución para superar la crisis de la construcción en los cascos históricos. "Mi pisos se venden, suelen comprarlos clientes con ingresos medios y altos que suelen regresar al Centro Histórico de Málaga", cuenta.


Para el profesor Rodríguez Marín, el rescate de estos edificios del Centro Histórico ´oficialmente desahuciados´ por la normativa "debería escocer y ayudar a crear conciencia para que cundiera el ejemplo en Málaga, porque es un trabajo muy poco común".


La revista ´Isla de Arriarán´ publicará en su próximo número un artículo sobre este granadino a quien la protección arquitectónica que en general se concede a los edificios históricos en Málaga le parece que no es "ni suficiente ni lógica" y pone de ejemplo la que se otorga en su ciudad natal.


Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga, 28/07/2009


viernes, 4 de diciembre de 2009

La calle Fresca recupera el empedrado artístico perdido


En los primeros meses de 2008 surgió el debate sobre si la ciudad debía conservar las calles del Centro Histórico que todavía mantenían el empedrado artístico.


El empedrado se realizó entre 1958 y 1964, siendo alcalde de Málaga Francisco García Grana. Las calles Fresca, Santiago, Cabello o Correo Viejo, entre otras, lucieron esta original decoración, objeto de postales y miles de fotografías de turistas en este último medio siglo.


Como puede verse estos días en la calle Fresca, el debate se ha cerrado con la conservación del enchinado. La restauración del empedrado de esta calle, famosa por su frescura, está incluida en los Fondos Estatales de Inversión Local (fondos FEIL o ´Plan Zapatero´) y costarán 25.589 euros, incluyendo además el arreglo de la muy dañada calle Moreno Monroy, ´paraíso de las caídas´, y la calle Nicasio Calle.


Casi cincuenta años después han regresado los artesanos a la calle Fresca. Uno de ellos, el sevillano Juan Jiménez, sentado sobre los chinos, le echa paciencia a su arte. "Estas cosas hay que hacerlas despacio para que salgan bien", aconseja.
A su lado tiene un montón de chinos desgastados, con uno de los extremos totalmente pulidos y en algunos casos, reducidos a la mitad. Son las piedras retiradas de la primera actuación de finales de los 50. "Están muy desgastadas y en mal estado, por aquí ha tenido que pasar muchísima gente", explica.


Juan ha trabajado antes con enchinados artísticos en Palma de Mallorca, cuando tuvo que empedrar la cuadra de un ´potentado´, pero este trabajo es distinto, reconoce.

"Aunque la calle está muy deteriorada, el trabajo que hicieron aquí tiene mucho mérito, los dibujos están muy bien trazados", sentencia.


Si bien en un primer momento el Ayuntamiento pensó en retirar el empedrado y ponerlo tal cual para cambiar las conducciones antiguas de los años 50, ante lo complejo de la actuación decidió restaurar y completar lo que había, sin levantar nada.


Los chinos que reemplazarán a los antiguos son de la cantera del río Grande, cerca de Villafranco del Guadalhorce y la búsqueda no ha sido nada fácil. "Nos trajimos una saca pero no nos valía, tenían que tener un calibre especial", explica Juan Jiménez.


Además de sustituir las partes deterioradas, ha habido que completar con dibujos los numerosos agujeros que tenía el trazado. "También hemos tenido que quitar las pellas de cemento que les habían colocado", explica, mientras señala el ´rastro´ que había dejado una toma de agua. Las obras también han reemplazado los adoquines laterales más dañados.


A Juan y sus compañeros de trabajo les queda un último escollo: rellenar la esquina con Moreno Monroy que tiene un dibujo con chinos más pequeño y por tanto, más complicado, aunque calcula que hoy estará listo el trabajo. La calle Fresca quedará así con la belleza de su firme ´restituida´ y como recuerda el profesor de Historia del Arte Francisco Rodríguez Marín, en completa consonancia con el vecino Palacio del Obispo.

Alfonso Vázquez, La Opinión de Málaga, 23/07/2009