martes, 7 de abril de 2009

Hallan un hipogeo fenicio con forma de piel de toro


La tumba, que forma parte de una necrópolis de gran perdurabilidad, tiene unas características únicas. Se mostrará en la Aduana.


La aportación de los fenicios a la cultura peninsular ha sido decisiva, no sólo desde el punto de vista económico (al ser el primer pueblo basado en un comercio internacional) sino por sus aportaciones culturales e industriales. El papel de la arqueología ha sido trascendental para arrojar luz sobre los hábitos de vida, la economía y las costumbres de los fundadores de Malaka (siglo VIII a. C.) en la desembocadura del río Guadalhorce, actual yacimiento del Cerro del Villar.


A muy pocos kilómetros de este enclave fenicio, en el centro de la capital malagueña, una excavación de grandes dimensiones en la calle Mármoles ha sacado a la luz un claro ejemplo de los enterramientos y de los ritos funerarios de este pueblo semita y del relevante papel que jugó la capital en esta etapa de la Antigüedad.


La intervención, que ha sido realizada por la empresa Nerea Arqueología Subacuática y Terrestre, ha ´desenterrado´ un hipogeo fenopúnico (siglos IV-II a. C), en muy buen estado de conservación, con forma de piel de toro, lo que le convierte en un hallazgo único hasta el momento. Según explica uno de los codirectores de la excavación, Miguel Ángel Sabastro, "esta forma de piel de toro sólo ha aparecido asociada a los altares funerarios fenicios, pero nunca lo habíamos visto en una tumba".


Gracias a la pericia de este equipo de arqueólogos, el hipogeo vio la luz después de muchos siglos oculto bajo toneladas de tierra y polvo. La pista llegó con el descubrimiento de un sillar, en el nivel geológico, donde en el 99 por ciento de las ocasiones no se descubre nada. Y apareció la pregunta: ¿qué es? La duda y la audacia les llevó a excavar más el subsuelo y ahí apareció esta grata sorpresa para el mundo de la arqueología en Málaga.


Libaciones. Este importante hallazgo, que forma parte de una necrópolis fenicia de gran perdurabilidad, se compone de un pasillo de acceso de dos metros de longitud, excavado en el nivel geológico, que termina justo en la entrada del enterramiento, formada de lascas de piedras, diferenciado así el espacio que da acceso a la tumba en sí. El dintel de la entrada está compuesto de sillares de grandes dimensiones y de mediano formato, uno de los cuales aparece con una perforación, a través de la cual se realizaban las libaciones.


Los arqueólogos de Nerea comentan que dada la originalidad y el carácter único de este enterramiento, ha sido extraído de la excavación y actualmente está almacenado para su posterior puesta en valor dentro del recorrido museístico de la sección de arqueología del futuro Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana.


Pero esta excavación guardaba más secretos por descubrir. Además de la aparición de restos de un crematorio (ustrinum), donde se incineraban los cuerpos y se trasladaban al hipogeo, los arqueólogos localizaron dos enterramientos comunes fenopúnicos con las paredes de adobe, de los que en uno salió a la luz un espectacular ajuar funerario de oro, que acompañaba al difunto en el mundo de los muertos.


Este pequeño tesoro está formado por un juego de pendientes, un anillo signatario, pepitas de oro, las cuentas de un collar y dos colgantes con forma de cabeza de carnero, así como restos de un collar de pasta vítrea.


Igualmente, unos ungüentarios han sido descubiertos en otra tumba fenicia de tipo pozo, de similares características a la aparecida en una excavación en el municipio de Vélez Málaga.


La Opinión de Málaga, 10/03/2009


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